La información relativa al enclave concreto del que se extrajeron las muestras datadas es muy escasa, al tratarse de una intervención desarrollada en la primera mitad del siglo XX, desconociéndose la propia ubicación de la cavidad funeraria dentro del conjunto de Acusa. Por el archivo administrativo de El Museo Canario sabemos que dicha institución organizó al menos cuatro exploraciones a este enclave, en 1932, 1934, 1935 y 1936, recuperando restos momificados en las dos centrales. Así, el acta de Junta Directiva de noviembre de 1934 refiere el hallazgo de “4 momias […] y varios cráneos”. Con posterioridad, la memoria de actividades correspondiente al año 1935 registra una nueva exploración a Acusa que “permitió recoger 9 momias […] 40 cráneos […] restos de tejidos, madera de pino y drago, empleada como parihuelas” (AMC/AMC 4186). Observaciones: De la documentación conservada en el archivo de El Museo Canario se deduce que las tres muestras de Acusa seleccionadas para su datación (madera, “piel de momia” y “piel de cabra”) procedían de la misma cueva funeraria, pues en la correspondencia mantenida con el profesor Hessel de Vries, autor de la datación, se indica que el material enviado correspondía a una momia, a la piel de cabra en la cual estaba envuelta y a la madera localizada “alrededor” de ella. De igual manera se apunta el deseo de estimar “la época exacta de la muerte” del individuo momificado. Para ello se insiste en la necesidad de datar no sólo la madera que remiten sino la piel (la cual parece que ofrecía ciertas dificultades para el laboratorio), al objeto de determinar la coetaneidad de todas las muestras, pero también por los problemas que la sola datación de la madera representaba, (al poder existir procesos de reutilización, aprovechamiento de elementos desgajados del árbol…).
Siglo/s V-VI-VII-VIII y XI-XII-XIII-XIV-XV
Material analizado: Piel de momia
Fecha calibrada: 556-729 d.C.
Material analizado: Madera
Fecha calibrada: 425-624 d.C.
Identificador del laboratorio:
Curva de calibración:
Fecha convencional:
Datos arqueológicos:
Indicadores de calidad de la muestra:
No hay enlaces disponibles
Siglo/s V-VI-VII-VIII y XI-XII-XIII-XIV-XV
Material analizado: Piel de momia
Fecha calibrada: 556-729 d.C.
Material analizado: Madera
Fecha calibrada: 425-624 d.C.
Identificador del laboratorio:
Curva de calibración:
Fecha convencional:
Datos arqueológicos:
Indicadores de calidad de la muestra:
No hay enlaces disponibles
La información relativa al enclave concreto del que se extrajeron las muestras datadas es muy escasa, al tratarse de una intervención desarrollada en la primera mitad del siglo XX, desconociéndose la propia ubicación de la cavidad funeraria dentro del conjunto de Acusa. Por el archivo administrativo de El Museo Canario sabemos que dicha institución organizó al menos cuatro exploraciones a este enclave, en 1932, 1934, 1935 y 1936, recuperando restos momificados en las dos centrales. Así, el acta de Junta Directiva de noviembre de 1934 refiere el hallazgo de “4 momias […] y varios cráneos”. Con posterioridad, la memoria de actividades correspondiente al año 1935 registra una nueva exploración a Acusa que “permitió recoger 9 momias […] 40 cráneos […] restos de tejidos, madera de pino y drago, empleada como parihuelas” (AMC/AMC 4186). Observaciones: De la documentación conservada en el archivo de El Museo Canario se deduce que las tres muestras de Acusa seleccionadas para su datación (madera, “piel de momia” y “piel de cabra”) procedían de la misma cueva funeraria, pues en la correspondencia mantenida con el profesor Hessel de Vries, autor de la datación, se indica que el material enviado correspondía a una momia, a la piel de cabra en la cual estaba envuelta y a la madera localizada “alrededor” de ella. De igual manera se apunta el deseo de estimar “la época exacta de la muerte” del individuo momificado. Para ello se insiste en la necesidad de datar no sólo la madera que remiten sino la piel (la cual parece que ofrecía ciertas dificultades para el laboratorio), al objeto de determinar la coetaneidad de todas las muestras, pero también por los problemas que la sola datación de la madera representaba, (al poder existir procesos de reutilización, aprovechamiento de elementos desgajados del árbol…).